La Leishmaniosis canina es una zoonosis parasitaria, endémica, causada por un protozoo flagelado del género Leishmania. Dichos protozoos son principalmente parásitos del hombre y otros mamíferos, (especialmente perros y roedores). Estos causan enfermedades conocidas de forma colectiva como Leishmaniosis/Leishmaniasis en humanos.
La Leishmaniosis es una enfermedad endémica en muchos paÍses, entre los que se encuentran todos los de la cuenca mediterránea, América del Sur, Asia y África occidental donde es producida por Leishmania infantum (sinónimo: Leishmania chagasi), norte de África donde el agente causal es L. tropica y África oriental donde el causante es L. donovani. En América del sur también encontramos otras especies que tienen un papel menos importante en el perro como son L. braziliensis, L. peruviana y L. panamensis. También ha sido reportada en Estados Unidos (U.S.A) y su importancia crece en países no endémicos donde los perros importados de zonas endémicas pueden estar infectados o enfermos y constituyen un problema para los veterinarios y para la salud pública.


En la zona mediterrÁnea la Leishmaniosis Canina está causada por la misma especie que la que produce Leishmaniosis humana, es decir Leishmania infantum. El perro se considera el principal reservorio de la enfermedad, y por tanto la lucha contra la Leishmaniosis Canina (Tratamiento de animales enfermos, diagnóstico precoz y prevención) es considerada clave para en control de la Leishmaniosis humana.
En lo referente al diagnÓstico de la enfermedad, aun y disponiendo de varios métodos para realizarlo, es complejo y no siempre de fácil interpretación, presentando las diferentes técnicas existentes en el mercado, muy variados valores de sensibilidad y especificidad. Los diferentes grupos de trabajo de Leishmaniosis canina (Leishvet, GSLC), proponen protocolos de decisión diferentes, pero todos ellos incluyen como elemento clave el diagnóstico serológico de la enfermedad. En cuanto a este punto, aunque la técnica de Inmunofluorescencia Indirecta (IFI), ha sido hasta hace muy poco la más utilizada y la considerada de referencia para la OMS, la publicación de diferentes trabajos valorando las sensibilidades y especificidades de las diferentes opciones disponibles, ha hecho que empiece a dudarse de su valor como técnica de referencia.
De entrada se podría pensar que quizás la forma más directa de diagnosticar la enfermedad es mediante la demostración de la presencia del parásito, la detección del parásito, especialmente usando las técnicas más sensibles (PCR), no necesariamente nos indicará que el animal está sufriendo una Leishmaniosis clínica. Esto hace que, aún y disponer de técnicas de diagnóstico directas como es la PCR, las técnicas indirectas y que por tanto detectan anticuerpos (IFI, ELISA indirecto, DAT), sigan siendo las que mejor nos detectan la presencia de enfermedad (que no de parásito) en el perro.